Este hombre, que digo hombre, este héroe, nos enseñó a exteriorizar nuestros sentimientos, a mostrarle al mundo que uno no es menos hombre por llorar delante de las cámaras. Nos animó para decirles a los guardias de tráfico: “no señor, me pone usted las cadenas que yo no sé”, en definitiva, contribuyó para hacer de este mundo un lugar mejor. No obstante, ninguna leyenda dura para siempre, y nuestro trágico hombre no iba a ser distinto. Esa misma noche se desveló la verdad sobre el reportaje.
Que decepción. Cuantos sueños rotos. Cuantos jóvenes confusos que habían visto la luz al final del túnel se volvían a quedar a oscuras. Cuantos aguerridos guerreros que habían encontrado un líder, y todo resultó ser una farsa…
Briconsejo del día: No confiéis en nadie, como veis podrían romper vuestros más profundos sueños. Excepto en los hipos, en ellos podéis confiar
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarVeo que escribiste el comentario antes de ver el segundo video...
ResponderEliminar